LA LEYENDA DEL REY ARTURO
Inglaterra había quedado huérfana de soberano tras la muerte del rey Uther, y la nobleza pedía a Dios que los guiara para encontrar al nuevo sucesor de la corona.
Los miembros de la corte peregrinaron desde la plaza principal al monte, elevando plegarias para encontrar pronto a su próximo monarca. Una vez en la cima, finalmente hallaron la señal divinaque esperaban.
Clavada en una roca, encontraron una espada con la siguiente inscripción: "Soy Scaliborn, el mejor tesoro de un rey".
El Obispo, reconociendo la mano de Dios en el hallazgo, sentenció:
- ¡Nobles de Gran Bretaña, el Señor ha hablado! Aquel que logre retirar la espada de esta piedra será ungido como nuestro nuevo monarca.
Varios fueron los caballeros que lo intentaron; sin embargo, uno a uno fueron fracasando.
Pero el tiempo pasó y llegó la fiesta de Pentecostés, y con ella los más prestigiosos caballeros, entre ellos Sir Kay.
Tenía Sir Kay un joven escudero, llamado Arturo, quien lo acompañaba en los torneos.
Cuando, ejercitando para la contienda, el caballero rompió su espada, le ordenó al mozo:
- Por favor, Arturo, ve a la casa de mi padre, dile que necesito una espada nueva y tráemela.
Arturo fue por el arma, pero en el camino pasó por un monte peñascoso y encontró una hermosa espada. Sin pensarlo mucho, decidió llevársela a su amo; así que la retiró de la piedra en que estaba clavada y regresó con Sir Kay.
Al ver la espada, el resto de caballeros y asistentes al torneo exclamaron:
- ¡Es Scaliborn! ¡Es la espada sagrada! ¡La espada de nuestro rey!
Sir Kay pensó haber sido elegido rey; pero el Obispo aclaró que el reto no trata de quien posea la espada sino de quien la haya retirado de la roca. Acto seguido, mandó colocarla nuevamente para hallar al verdadero soberano.
Una vez más, todos los caballeros hicieron vanamente el intento; y al no haber otros aspirantes, Arturo,escondido entre la multitud, pidió al Obispo un oportunidad.
El joven escudero sacó fácil mente la espada de la roca, por lo que fue nombrado rey en medio del júbilo de la gente, llegando a encabezar grandes hazañas para gloria de Inglaterra.
Leyenda Inglesa.
Fuente: Leyendas Universales
¿QUIÉN ERA EL REY ARTURO?
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Según explica una leyenda celta, allá por el 700, Arturo, al nacer, fue separado de su padre, Uter Pendragon, rey de los britanos. Años más tarde, durante un torneo, Arturo arranca de forma casual una espada misteriosamente clavada en un yunque. Así, había realizado la prueba que sólo podía superar quien estuviera destinado a ser el rey de Inglaterra. Después de vencer a algunos caballeros que no aceptaban su mandato, es coronado rey. Se instala en Camelot y se casa con la bella Ginebra. A lo largo de toda su vida es aconsejado sabiamente por el mago Merlín. También recibe la ayuda de la misteriosa Dama del Lago, que le da una espada mágica, Excalibur. Este gran rey fundó la orden de los caballeros de la tabla redonda y gobernó Inglaterra con justicia y honor. Sus hazañas han quedado reflejadas en numerosos poemas y relatos.
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¿QUÉ ERA LA TABLA REDONDA?
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La tabla redonda era una orden cristiana formada por un grupo de caballeros fieles al legendario rey Arturo, que se reunía en el castillo de Camelot. Se sentaban alrededor de una gran mesa de forma circular para evitar lugares preferentes.
Uno de sus objetivos era la Búsqueda del Santo Grial, que, según la tradición, era la copa que Jesús había utilizado en la última Cena. En la mesa se reservaba un asiento vacío para aquel que consiguiera encontrar el cáliz sagrado.
La tabla redonda reunía a los más nobles caballeros del mundo cristiano. Entre ellos destacan Percival, Galahad y Bors, que fueron los protagonistas de la búsqueda y hallazgo del Santo Grial. También el apuesto Lanzarote que, por sus amores con la reina Ginebra, provocará graves problemas en el grupo.
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| Merlín fue un mago muy poderoso que influyó decisivamente en el rey Arturo. Lo educó desde pequeño y le ayudó a superar la prueba de la espada.
Cuando Arturo fue coronado rey, nombró a Merlín su consejero; éste le sugirió que formase la tabla redonda e intervino con sus poderes en la creación de Camelot.
Pero el final del mago fue muy triste. Se enamora de Viviana, la Dama del Lago y, tomándola como discípula, le transmite todos sus conocimientos de magia. La Dama utiliza estos poderes contra Merlín y lo encierra en una tumba cubierta por una gran losa, de la que jamás podrá salir.
Al igual que el rey Arturo, el mago Merlín también se ha convertido en un personaje muy popular que aparece en numerosos relatos y películas. |
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El Santo Grial Valencia |
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A La copa que Jesús uso en la última cena; Conocida como Santo Grial, durante la Edad Media se le atribuían poderes mágicos, como curar las heridas o ser la fuente de alimento eterna, y su búsqueda se convirtió en la meta de muchos caballeros; solo podría encontrala un caballero de corazón puro. Cual era su verdadera forma no lo sabemos a ciencia cierta; muchos creen que era una copa, otros piensan que era un plato ancho, incluso hay quien piensa que era una piedra. Hoy en día se conservan varias copas que se cree pudieron ser el Grial, como la que se conserva en la catedral de Valencia (España), la que se conserba en Turín (Italia), o la que se conserva en Inglaterra. Lo que se esconde detrás de este "Mito", es la búsqueda de un ideal de verdad y pureza.
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¿CÓMO ERA LA VIDA EN LOS CASTILLOS?
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Los castillos eran construcciones fortificadas, levantadas en las zonas más elevadas de un terreno, con el fin de defender una región. En el castillo vivía el señor feudal y su familia, acompañados de caballos, pajes y un grupo más o menos numeroso de sirvientes.
La zona central del castillo era la gran sala, generalmente, situada en la torre del homenaje. Aquí se celebraban los banquetes, en los que abundaba la carne. En las habitaciones del primer piso, las más cálidas y cómodas, transcurría la vida familiar. En los castillos, muy húmedos y fríos en invierno, se encendían hogeras como sistema de calefacción. Los animales domésticos, el huerto y el molino, donde se elaboraba la harina, les proporcionaban los alimentos básicos.
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