LOS CARNAVALES MÁS DESTACADOS DEL PIRINEO
El Valle de Chistau, situado a las puertas del Parque Natural Posets Maladeta, en la comarca de Sobrarbe, ha sabido conservar numerosos elementos de la cultura tradicional pirenaica, entre ellos los Carnavales.
Lo más característico de estos carnavales de montaña es la ronda que durante dos días recorre las casas del pueblo, replegando.
En Gistaín (Chistén), el protagonista de la ronda es el Muyén, representación antropomorfa del Carnaval que, pasada la fiesta, es ajusticiado con el llamado Domingo de Piñata, momento que marca el fin del jolgorio y la llegada de los rigores cuaresmales. Antiguamente los chistabinos se disfrazaban de muyéns y madamas, con vestidos muy exagerados y llenos de perifollos para no se reconocidos hasta empezado el baile.
En San Juan de Plan (San Chuan), los mozos se hacen con un burro, sobre el cual colocan el muyén o peirot, muñeco confeccionado con pajas y ropas en torno a un armazón de hierro, con el que realizan la ronda o replega.
El sábado, los mayordomos y mayordomas (mozos/as encargados de las fiestas de todo el año) se disfrazan con trajes de color blanco, ellas, denominadas madamas, se adornan con gorros de cintas multicolores.
El sábado, los mayordomos y mayordomas (mozos/as encargados de las fiestas de todo el año) se disfrazan con trajes de color blanco, ellas, denominadas madamas, se adornan con gorros de cintas multicolores.
Cuando la ronda llega a la plaza, se inicia el baile, en el que la primera pieza siempre es un pasodoble denominado "Domingo de Carnaval", que sólo pueden bailar los Mayordomos con las Madamas. De ello se ocupa un curioso personaje militar, el melitá, que también se encarga de que las parejas no se arrimen demasiado y de mantener el orden. El Domingo termina la celebración con la muerte de Peirot a manos de los vecinos, que le prenden fuego.
En Plan el Carnaval se celebra de un modo familiar junto con las aguedas. También aquí los mozos realizan la ronda, divididos por grupos de edad, y por la noche hay baile con disfraces.
Lo que prima en todo el Valle de Chistau es el pasarlo bien sin importar mucho lo complicado del disfraz, en el que se suelen utilizar elementos naturales como hojas, paja o piñas, o prendas cotidianas sacadas de contexto: delantales, abrigos viejos, mantones etc...
La localidad de Bielsa está situada en la comarca de Sobrarbe.
Durante tres incansables días, los belsetanos viven una tradición que los diferentes avatares del siglo XX no han conseguido destruir ni paralizar. Sus personajes son ya famosos y conocidos.
Una de las figuras más llamativas de este carnaval es la de las trangas, seres de aspecto diabólico y semblante amenazador que asustan a grandes y chicos, golpeando con sus grandes varas o trangas al suelo, y haciendo sonar las esquillas que cuelgan de su cintura. Las pieles, los cuernos y el hollín negro de la cara hacen el resto.
Otro personaje importante es el Onso, figura animal que va fuertemente amarrado con una cadena de hierro por los domadores, que se encargan de arrastrarlo por todo el pueblo y golpearlo en su encorvada espalda. El oso, animal típico del Pirineo, sale de su letargo invernal, representado por uno de los mozos que se envuelve en un enorme saco, relleno de rebasto (hierba seca).
Frente a estos disfraces masculinos encontramos las madamas, jovenes belsetanas que lucen espectaculares vestidos claros, adornados con multitud de cintas multicolores, elegantemente peinadas, maquilladas y enjoyadas, simbolizando la pureza. Son recogidas en sus casas por las trangas que las conducen hasta la plaza donde se inicia el baile.
El espectáculo se completa con otra serie de personajes típicos: el Amontato, muñeco grotesco de cartón que simboliza a una anciana sobre cuyas espaldas cabalga un hombre; el Caballé, una especie de caballo que un mozo luce en su cintura; la Garreta, disfraz confeccionado a base de pañuelos de colores; y la Hiedra, que luce un vestido enteramente forrado de hojas de esta planta.
Pero el verdadero protagonista de la fiesta es Cornelio Zorrilla, nombre del muñeco construido con pajas y trapos rotos. Cornelio observa la fiesta desde el balcón de la casa consistorial hasta que llega el domingo y los belsetanos, para purgar sus faltas, lo juzgarán para después condenarlo y torturarlo, concluyendo su efímera vida en el fuego, tras recibir numerosos golpes.
Quizás el rasgo más peculiar de este Carnaval, el que lo diferencia de los demás, es el hecho de que las faltas y culpas de los vecinos se representan en un ser vivo, una persona de carne y hueso, frente a los muñecos de Chistau, Bielsa, Nerín y otros puntos del Pirineo. Este hecho conlleva que el juicio y muerte del Carnabal, pues así se llama el personaje, cobre mayor emoción e inquietud.
Días antes llegan los rumores de que se ha visto a Carnabal en lugares próximos a la población, normalmente en los montes de Ordesa. Finalmente será apresado y capturado por el Tenedor, personaje encargado de vigilarlo y llevarlo atado con una cuerda.
Carnabal es representado por uno de los mozos del pueblo, que se viste con sacos y pieles que le cubren espalda y cabeza; sobre ésta se colocan dos pares de cuernos de diferente tamaño que le dan un aspecto macabro y horripilante. Cuando llega a Torla, le está esperando un numeroso grupo de personas, todas ellas ocultas tras un disfraz, para recitarle un romance que narra como va a ser juzgado y muerto para pagar sus culpas.
El Tenedor paseará a Carnabal por las calles del pueblo. El personaje asusta a los niños e intenta escapar continuamente. Después de "bien farto y con buenos tragos de más", se procede a hacerle un juicio popular, acusándole de todas las desgracias acaecidas durante el pasado año, por ejemplo: "te acuso de que este año nos vuelva a faltar agua en o lugar", y Carnabal intenta defenderse pero siempre sin éxito: "Del agua no me acuséis, pues yo no la pruebo en to l'año, lavarme no me lavo y si la bebo me hace daño".
Después de numerosas acusaciones, un tribunal, compuesto por un juez y el clero que se denomina "de la Santa Inquisición", lo condena a muerte, dandole una última voluntad que, generalmente, suele ser besar a una moza. A continuación, se le relatan una serie de dichos acotándole todos los lugares por los que se puede escapar, y acto seguido, se encañona a Carnabal y se procede a su muerte ficticia para dar paso al baile y a la fiesta.
Nerín es un pequeño pueblo de la Ballibió, perteneciente al municipio de Fanlo, en pleno Parque Nacional de Ordesa (Sobrarbe, Huesca).
En un sólo día, los vecinos de Nerín y los numerosos visitantes celebran la llegada de la primavera recuperando la figura del Carnuz. Se trata de un muñeco construido con trapos viejos y relleno de paja, que es elaborado por los asistentes a la celebración; como en el resto de las poblaciones es el protagonista de la fiesta.
Con él se rondará por todo el pueblo acompañados de música aragonesa y será el que presida el baile colgado de un palo. Durante la madrugada se celebra un juicio contra este personaje, y aunque tiene fiscal y abogado defensor, éste último siempre pierde el caso ya que es invariablemente condenado a muerte.
Normalmente O Carnuz es quemado una vez terminado el baile, aunque nunca se puede llegar a saber cómo y dónde acabará el muñeco.
Los vecinos de Nerín han querido ampliar la fiesta, dando a conocer otros aspectos de su cultura tradicional, incluyendo exposiciones de artesanos locales o degustación de platos típicos. Asimismo, una vez acabada la verbena, ya de madrugada, se realiza una esquilada por las calles del pueblo.
La fiesta y la diversión están aseguradas en Nerín, que multiplica su población por unos días con la llegada de jóvenes que conocen esta fiesta desde su origen y que cada año acuden en mayor número.
También los antiguos vecinos han incorporado la fiesta de carnaval como una de las citas obligadas con su pueblo natal.
También los antiguos vecinos han incorporado la fiesta de carnaval como una de las citas obligadas con su pueblo natal.
Este es un carnaval itinerante, los más jóvenes toman sus coches y recorren disfrazados las localidades del valle, mientras los mayores preparan las celebraciones en cada localidad. Orquesta, disfraces y coches recorren las poblaciones de La Fueva y en cada una de ellas tiene lugar una actividad cotidiana: desayuno, almuerzo, vermut, etc...