“El cazo de Lorenzo” nos muestra a un niño llamado Lorenzo y que, sin saber muy bien porqué arrastra un cazo que lleva enganchado a su pierna. Él ya se ha acostumbrado a esta compañía, pero el resto de seres humanos parece que no lo entienden, además les irrita su sonido y no les gusta tenerlo a su lado, sin darse cuenta que todos tenemos partes distintas en nosotros mismos que deben ser aceptadas y respetadas por el resto.
¿Qué aprendemos de “El cazo de Lorenzo”?
1. Reflexiona sobre la dificultad de ser diferente. Lorenzo es diferente a los demás niños de su edad, le cuesta mucho más realizar cierto tipo de actividades y se atasca con facilidad. Llega a aislarse de todo y todos por sentirse distinto.2. La dificultad de entender al diferente. Los que están a su alrededor no se dan cuenta de que también llevan puesto el cazo del: “miedo a lo diferente”. Con unos sencillos dibujos, “El cazo de Lorenzo” explica perfectamente la reacción de la sociedad ante algo que no comprende.
3. A que no hay que luchar ni ir en contra de nuestras diferencias, al contrario, tendríamos que tomarlas como algo intrínseco a nuestra persona, están ahí y debemos sacarle el máximo partido.
4. La impotencia de no poder librarte de algo que no quieres. A todos nos pasa esa pelea constante con uno mismo por no poder eliminar lo que no nos gusta de nosotros, que sabemos que deberíamos mejorar pero que nos cuesta mucho.
5. Lo mejor del libro es, sin duda, la esperanza de que existen personas extraordinarias.
Personas que entienden las necesidades de cada niño (o adulto), interpretando el mensaje a través de sus rabietas, trastadas o gritos.
Son personas dotadas de una mirada muy especial. Con amor, perseverancia, empatía y comunicación nos trasladan las herramientas necesarias para enfrentarnos a nuestros miedos y así poder vivir con normalidad y llegar a ser feliz.
6. La importancia de la autoestima. Sentirnos queridos, que valemos, es algo esencial para realizar cualquier cosa que nos propongamos. La seguridad en sí mismo que va adquiriendo Lorenzo es lo que hace que cambie su realidad. Aceptar sus capacidades – y no su discapacidad- le hace adaptarse y quererse.