Hoy, día 13 de diciembre se celebra Santa Lucía en Suecia.
Debido a una fiesta cuyos orígenes se remontan a la edad media, iniciada en los siglos XVI y XVII en Suecia (y en partes de Finladia), al comienzo de la temporada de adviento se comenzó a celebrar formalmente en Estocolmo una fiesta, en la que se come y bebe. Hoy en día, en la mañana del 13 de diciembre, los niñas se visten de “Lucia” (llevando un vestido blanco largo y una corona de siete velas en la cabeza) y los niños de “stjärngossar” (“chicos con estrellas”, debido al sombrero puntiagudo decorado con estrellas que usan). Luego hornean en la familia pastelitos (llamados “lussekatter”, “gatos de Lucía” y decorados a veces con forma de ojos) y se los come luego de cantar canciones tradicionales. Se presentan también a los maestros de escuela, jueces y políticos de la región para desearles suerte y que sean justos en sus labores. Una chica en particular es elegida como “Reina de Lucia de Suecia” (Sveriges Lucia) y se la corona el 13 de diciembre en Skansen.
La celebración de la Lucía es, junto con la fiesta de San Juan o solsticio de verano, una de las ceremonias más centrales en la cultura sueca y tiene una clara vinculación con las condiciones de vida en la sociedad agraria nórdica: oscuridad y luz, frío y calor.
La Lucía es una figura ancestral y tiene una función ininterrumpida como portadora de luz en el oscuro invierno sueco.
En la celebración de ese día entran también las galletas de jengibre y los llamados lussekatter, es decir una especie de bollo hecho con harina de trigo condimentada con azafrán, al que se da la forma de gato con ojos formados por pasas de uva. Todo ello se toma con ponche navideño o con café.