Después de la 2ª guerra mundial la ONU (Organización de Naciones Unidas) decidió que los judíos necesitaban un país porque habían sufrido mucho, así que decidieron de un plumazo coger un país llamado Palestina (con mayoría musulmana) y regalárselo a los judíos porque “era su tierra prometida”.
Naturalmente los palestinos y sus vecinos, se enfadaron bastante, es
como si ahora la ONU les regalasen a los musulmanes la comunidad
española de Andalucía, porque hace 1.000 años era Al-Andalus o por la
razón que sea.
De los habitantes que había en la Palestina de entonces, hoy están en
campos de refugiados en Jordania, Siria o El Líbano. Otros están en el
campo vallado de la franja de Gaza, y otros están en otra franja,
Cisjordania. Según Israel que los ha encerrado
“por motivos de seguridad”.
Así, si alguien, al que los israelís han asesinado
a toda su familia, lanza una bomba desde Gaza, los militares israelís
puede tranquilamente entrar y matar a quien les plazca por “motivos de
seguridad”. Desde asesinar niños y mujeres impunemente (a los que llaman
“escudos humanos de los terroristas”), a lanzar bombas de fósforo
blanco que se te pega a la piel y te va quemando poco a poco hasta morir.
Sinopsis: Viven a solo veinte minutos de distancia entre sí pero
habitan en mundos radicalmente diferentes. Son siete niños de
entre 9 y 13 años que nos ofrecen un apasionante retrato del conflicto
palestino-israelí. Brillante, creativa, auténtica e imprevisible,
Promises es una increíble ventana a la complejidad de la situación
en Oriente Próximo.