Mañana, en Zaragoza, celebramos el día de nuestro patrono. S. Valero.
Quién fue San Valero:
San Valero fue obispo de Zaragoza, ciudad en la que nació en fecha desconocida, pero se sabe que murió en el año 315. Durante su vida sufrió la persecución del emperador romano Diocleciano por difundir la fe cristiana abiertamente, y tras ser sometido a juicio fue desterrado a un pueblo del Pirineo, donde murió.
¿Qué sabemos de San Valero?
Dado que han pasado 1700 años desde su muerte, se conservan pocos documentos de la época, por lo que su historia tiene una parte de leyenda y otra de realidad, aunque se conservan algunos escritos y también los testimonios del poeta romano Prudencio, que fue su biógrafo.
Valero de Zaragoza, fue obispo cristiano de la entonces Cesaraugusta, en la época romana. Hay documentos que confirman que asistió como obispo de la ciudad al primer cónclave celebrado en Granada, en el año 306. También sabemos que nació en la familia consular de los Valerios, de la alta sociedad, y fue un hombre longevo, muriendo muy anciano.
Se dedicó a difundir la fe cristina abiertamente junto a su diácono Vicente (conocido posteriormente como San Vicente Martir), lo que le acarreó problemas, pero él no desistió en su empeño de ayudar a los perseguidos y difundir el cristianismo, que el emperador romano Diocleciano quería erradicar.
Cuando Daciano, gobernador de Hispania, conoció sus actividades, ordenó su persecución y captura, junto a la de su diácono Vicente. Ambos fueron capturados y llevados a Valencia, donde vivía el gobernador, para ser juzgados. En el juicio, fueron condenados, y Daciano decidió desterrarlo. Según se dice, San Valero era poco hablador, incluso se cree que un poco tartamudo, y parece que fue Vicente el que habló en la defensa de ambos, manteniendo Valero silencio. Pudiera ser este el motivo de que a Vicente se le torturara y se convirtiera en mártir, y sin embargo a Valero se le desterrara sin tortura.
Tras su destierro, se retiró a la localidad de Enat (Enate), en el Pirineo, cerca de Barbastro, donde se dedicó a la oración y murió anciano. Sus restos fueron sepultados cerca del pueblo. En el siglo XI sus restos fueron llevados a la sede episcopal de Roda de Isábena. Alfonso I, tras reconquistar Zaragoza en 1118, quiso que los restos del santo descansaran en la ciudad, y fueron enviados a Zaragoza, primero un brazo, y más tarde el cráneo, que actualmente se conserva en un busto relicario regalado por el Papa Luna Benedicto XIII, que se encuentra junto al altar mayor de La Seo.
Cada año Zaragoza celebra el día de su patrón el 29 de enero. “San Valero, rosconero” o “San Valero, ventolero” son algunos de los dichos populares sobre este día, en el que es tradición comer roscón, y visitar la plaza del Pilar, donde se regalan raciones de este tradicional dulce.
Al ser el “Día del patrón de Zaragoza”, las sedes del Ayuntamiento de la ciudad están abiertos al público para que los habitantes puedan ver muchas de las dependencias que el resto del año no se pueden visitar. Los museos municipales tienen entrada gratuita este día, y se celebran muchas actividades para grandes y pequeños, con gigantes y cabezudos, tragachicos, o el Roscon Rock festival, con actuaciones de grupos de rock aragoneses para que todos los ciudadanos puedan disfrutar de su música en calles y plazas céntricas (en 2016 no se celebrará el Roscón Rock).