El nombre de Isabel Zendal Gómez es el de una de tantas mujeres olvidadas por la historia. Esta enfermera fue la única mujer que se embarcó en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna contra la viruela, una campaña que expandió este remedio por América y Asia, entre 1803 y 1806 y que salvó miles de vidas. Aunque la expedición estaba liderada por el doctor Francisco Javier Balmis, sin Isabel la expedición no hubiera sido posible. Una de las tareas de Isabel Zendal fue el cuidado de los 22 niños/as españoles que partieron con la expedición desde La Coruña (Galicia) para inocular la vacuna, así como de los niños/as americanos que fueron garantizando, posteriormente, la cadena de transmisión. Se trataba de la primera expedición humanitaria de ámbito universal de la historia, en la cual el papel de Isabel fue clave para salvar muchas vidas. Como no había refrigeración, el cuidado de la vacuna no aguantaba viajes tan largos. Había que llevarla inoculada en personas, en este caso en esos 22 niños/as. Isabel llevó a su propio hijo de nueve años en una travesía que fue durísima, pero ella hizo de madre no solo de su hijo, sino de los 22 niños/as huérfanos que viajaban en el barco. Isabel tenía INOCULAR: introducir en el organismo de una persona un virus de una enfermedad contagiosa. experiencia porque ella era, además, directora del orfanato del cual salieron muchos de esos niños/as. En realidad los niños/as eran como “conejitos de indias”. Bien es verdad que, a pesar de que durante años fue el nombre de Balmis (el doctor) el que iba asociado a esta expedición, la gran impulsora de esta idea de vacunación fue de Isabel Zendal. Una historia que el cine mostraría en la película dirigida por Miguel Bardem titulada “22 ángeles”.
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